viernes, 21 de enero de 2011

padres

Padres ¿Cansados?






Después de una larga jornada de trabajo… Si, te creo, estás cansado…


Tu, padre de familia, que te despiertas todavía sin sol para rápidamente arreglarte, medio desayunar y salir de volada porque te espera un día lleno de tráfico, pendientes por resolver, nuevas problemáticas que surgen al día, una entrevista, una reunión, miles de llamadas por contestar, otras cuantas por realizar y un escritorio con más de un fólder lleno de papeles.


Después de una larga jornada de trabajo… Si, te creo, estás cansada…

Tu, madre de familia, que te despiertas y casi ni tiempo de arreglarte porque hay tantas cosas que hacer, arreglar a los niños, cambiar el pañal del más chico, prepararles un almuerzo, llevarlos al colegio, regresar, organizar y hacer la limpieza de la casa, tener lista la ropa, una deliciosa comida y talvez otro trabajo fuera de casa, con sus propios pormenores; para regresar después y revisar tareas, bañar niños, en fin.

Sin embargo, para hablar de padres también hay que hablar de los niños, sus hijos y son ellos los que están más cansados ¿¡Maaaaaaaaás?! Si estoy segura que así lo pronunciaste! Parecería increíble, ¿Ellos cansados? ¿Pero de qué? Me dirás ¿De estudiar? Si es su única obligación… ¿De jugar? ¿De ver televisión? ¿De navegar en Internet? ¿De salir a pasear?

Si, talvez, pero sobretodo de jugar solos, de ver televisión solos, de navegar en Internet solos, de salir a la calle solos, de ser niños sin padre ni madre, porque pareciera que no están cuando debieran estar…

Que trabajar es necesario, que es la única manera de mantener a la familia ¡Si! ¡Así es! No es reclamo, ni mucho menos, entiendo que los hijos necesitan muchas, muchísimas cosas, escuela, libros, vacunas, comida, un techo, ropa, juguetes… solo es que los hijos, tus hijos te necesitan a ti papá y a ti mamá nada más.

Necesitan tu persona, tu presencia, el ruido que haces en casa, necesitan tus abrazos, tus besos, tu voz, tu aroma, necesitan tu mirada, tu compañía, tus palabras, necesitan tus enseñanzas, tus límites, tu aceptación y amor incondicional…


No prives a tus hijos de ti

Ellos te aceptan como eres, aceptan el regalo de tu persona y no solo eso sino que también te aman infinitamente desde siempre, para siempre.

Si estás cansado… exhausto, no te derrumbes en el sofá, no te acuestes a dormir, no leas el periódico, no veas televisión, no te sumerjas en la computadora… Cuando llegues a casa exhausto mira a tu alrededor, haces falta… mira a tus hijos… te extrañaron todo el día y te garantizo que si no están dormidos querrán estar contigo, si ya están soñando seguro sueñan contigo.


Haz que sus sueños se hagan realidad


Míralos fijamente a los ojos, no les digas “Ahora no” “Después” “Al rato” “Otro día”, menos les digas “Cállate” “No molestes” “Déjame en paz” “Ve tu solo”

Piensas que exigen demasiado… Que comprendan, que entiendan y si no pues peor para ellos ¡NO! Te repito: TE NECESITAN A TI

Míralos a los ojos, toma su manita, abrázalos y tómate el tiempo para hablarles con cariño y contarles lo que hiciste en el día, diles como te sientes, diles que los necesitas, que los extrañaste, que ya te urgía verlos ¿Qué tal?

Juega con ellos ¿A qué? Deja que ellos escojan, imaginación no les falta te lo apuesto o cuéntales un cuento, cenen juntos y cuando sea la hora de dormir… recen, pidan, ofrezcan y sonrían...

Empieza con 15 o 20 minutos al día o en la noche si es que no hay otra hora, te aseguro que ellos no se enojarán si los despiertas para decirles cuánto los amas.


Una historia feliz


Los frutos de tu esfuerzo heroico diario: Crear las condiciones para que tus hijos no solo se sepan amados, se sientan queridos, sean alegres, seguros de sí, con un ordenado amor a sí mismos y a los demás, cariñosos, comprensivos; con tu presencia, con la convivencia con tus hijos construyes los cimientos para una vida sana y feliz de todos y cada uno de los que integran tu familia, incluyéndote.

¿Crees poder lograrlo? O estás muy cansado..

jueves, 13 de agosto de 2009

estas enfermo?

La Ludopatía

La Ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lo recoge en su clasificación Internacional de Enfermedades en el año 1992.Sin embargo esta no fué la primera vez que, como categoría diagnóstica y con el nombre de juego patológico, se reflejó en los ámbitos profesionales. Ya en 1980 en el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM_III) de la Asociación Americana de Psiquiatras (APA), se planteaba su definición y algunos criterios diagnósticos.

Evidentemente la existencia del trastorno aparece hace muchos siglos, probablemente con la actividad de apostar de manera habitual a juegos de apuestas, dónde los resultados pudieran darse con cierta rapidez y por consiguiente el refuerzo positivo y negativo para el jugador también.

A pesar de ello, la clasificación y las diferentes definiciones han necesitado de la extensión del trastorno, de la demanda de atención de los ciudadanos y de la presencia de un poder científico dispuesto a hacerlo.

Desde la APA, este trastorno se encuadraba en los trastornos del control de impulsos no clasificados en otras categorías y se describía como una conducta de juego inadaptada, persistente y recurrente, que alterase la continuidad de la vida personal, familiar o profesional.
Hoy en día, con la experiencia que existe en diferentes países, nos gustaría desarrollar una definición más ajustada al modelo de adicción que, nos parece, explica mejor que ha ocurrido en Catalunya y España en los últimos años, con unos resultados que se manifiestan insistentemente para cualquier observador.

1-El aumento exagerado en la demanda de atención por problemas con algunos juegos de apuestas.

2-El aumento del número de afectados que reflejan en los algunos estudios científicos.

3-El aumento de las cantidades desproporcionadas, que han acabado gastándose los ciudadanos en algunos juegos de apuestas legales, los últimos veinte años.

Podemos afirmar, llegado este punto, que la Ludopatía es un trastorno del comportamiento, entendiendo el comportamiento como la expresión de la psicología del individuo, que consiste en la pérdida de control en relación con un juego de apuestas o más, tanto si incide en las dificultades que supone para el individuo dejar de jugar cuando está apostando, como si nos referimos a mantenerse sin apostar definitivamente en aquel juego o en otros, y estas dificultades siguen un modelo adictivo en la mayoría de los casos, tanto en la manera en como se adquiere o mantiene el trastorno, como en las distorsiones de pensamiento, emocionales y comunicacionales que provoca y ,desgraciadamente ,en los efectos desastrosos en las relaciones familiares y amorosas del jugador .

Es decir, por su etiología, por su curso , por su pronóstico y por las variables implicadas, el juego patológico o Ludopatía, es una adicción en la mayoría de los casos, por ello hablamos de enfermedad crónica.

Se contenga mejor o peor, el ludópata, fácilmente tendrá problemas con las apuestas, porque los aspectos motivacionales activarán memoria, vivencias, esquemas de acción y una estructura adictiva , aspectos que ya había desarrollado con el trastorno y que no puede borrar.

Que algunos juegos de apuestas tengan una capacidad tan exagerada de afectar a ciudadanos de todo tipo, sin discriminar en edad, sexo, nivel cultural, nivel económico, personalidad, clase social, estructura genética …facilita nuestra convicción respecto a su potencial adictivo para con las personas que apuesten habitualmente.

Por ejemplo, una temporada jugando más de dos o tres veces por semana a juegos como las tragaperras, bingos o casinos, supone alrededor del 98 % de las demandas de atención que hemos recibido los últimos 10 años.


¿POR QUÉ ENFERMEDAD EN LUGAR DE VICIO?

A pesar de la aceptación y de la promoción social de la actividad, llamémosle proculturalidad, que genera una imagen de los juegos de apuestas como actividades de ocio, diversión, distracción y asociadas a alegría y fortuna, como si no provocasen efectos en la salud mental de los participantes, podemos evidenciar una primera contradicción; Las autoridades al prohibir el uso a menores de edad ya aceptan, implícitamente, la peligrosidad de los juegos de apuestas y eso desmonta muchas explicaciones e intentos de atribuir toda la responsabilidad al jugador, como único responsable del trastorno que padece, sea a nivel social utilizando el término vicioso para describir al enfermo, sea alegando estudios “científicos”, estadísticos o razonamientos jurídicos, por parte de los beneficiarios de la actividad o de las propias administraciones.

Si reflexionamos sobre la terminología vicioso podríamos llegar a la conclusión de que está cargada de prejuicios y se puede utilizar incluso como insulto, referida a un tipo de comportamiento o actitud que no se acepta socialmente, que tiene una intensa carga moral sobre algo que, lejanamente, era pecado por el placer que producía.

Por el contrario, si le sacamos su carga religiosa e histórica y empezamos a pedir al ciudadano ejemplos de qué entiende por vicio, encontraremos muchos problemas de coincidencia. Con el ejemplo del fumar se entenderá muy bien. Hay gentes para quienes fumar es un vicio, independientemente de la frecuencia con que se haga, sea en bodas, en fiestas esporádicas... para otros existe toda vez que se haga periódicamente, hay quienes ven como vicioso a aquel que fuma mas de cuatro cigarrillos diarios, otros si se fuma entre un paquete o dos .

En el caso del juego, la consideración se amplia no sólo al número de veces que se juega , se valora la cantidad que podría o debería jugar, y volvemos a tropezar con el subjetivismo; Que si más de mil , si más de 5000, si está alterado o no, si depende de cuanto gana al mes o del patrimonio que posee , ... es decir, razones diferentes que a menudo sin conocerlas, no serían ningún impedimento para calificar a un jugador de vicioso, pero que objetivamente tanto se pueden referir a un jugador sin ningún problema importante como, si se quiere, a un adicto claramente enfermo y muy degradado en su comportamiento y en su situación social .

Por todo ello, nuestra perspectiva sobre la terminología a utilizar, con la ausencia en la actualidad de estudios profundos con análisis categoriales, será que el vicio sólo es una opinión subjetiva y peyorativa sobre determinadas actividades relacionadas con la obtención de placer y, históricamente en religión, con el pecado.

Puede servir para culpabilizar o estigmatizar a los individuos, de hecho muchos jugadores lo utilizan para negar sus posibilidades de luchar contra el trastorno, pero en ningún caso es una calificación realista de la situación en que se encuentran los jugadores, ni cuando no tengan problemas con el juego, ni cuando empiecen a tener problemas más o menos importantes, ni cuando tengan suficientes áreas afectadas a nivel personal para diagnosticarlos como jugadores patológicos.
No hablaremos de criterios diagnósticos reservados a los profesionales, aunque es evidente que tenemos la obligación de orientar del proceso y las afectaciones que con más frecuencia hemos encontrado en la práctica clínica, permitiendo que cada cual se identifique o se ubique en la situación por la que pueda estar pasando, ni que sea mediante analogías.

¿CÓMO SE LLEGA A TENER PROBLEMAS CON EL JUEGO ?

Podemos ilustrar un ejemplo general y muy habitual, según como interpretemos el testimonio de miles de jugadores, de como se ha desarrollado el proceso en que han acabado teniendo problemas con los juegos y las apuestas. No diferenciaremos entre si los problemas son continuados o recurrentes, es decir de vez en cuando, porque el trastorno se puede tener en los dos casos, ello no explicará el nivel de degradación que variaría en función de otros factores que acerquen al jugador a situaciones de desesperación o endeudamiento hasta provocar ,por ejemplo, la demanda de ayuda o el descubrimiento por parte de la familia.

Habitualmente el jugador se inicia en una situación social determinada, sea con amigos, familiares o compañeros de trabajo, se puede proponer apostar de manera puntual a la máquina, ir a celebrar un aniversario o cualquier evento festivo al bingo o al casino, seguir con un modelo de tradición familiar o social, jugando combinaciones de fechas a la lotería, por ejemplo.
Igualmente, es fácil que quienes a menudo entran en contacto, en los bares, con las tragaperras, se puedan iniciar solos en la dinámica de juego, ver como otros sacan el premio, intentar distraerse si están aburridos o haciendo tiempo para hacer otras actividades, sobretodo porque no interpretan que lo que hagan sea tan peligroso.

En un plazo de tiempo entre 2 meses y cinco años, estos jugadores que se inician en el juego pasarán a ser jugadores habituales en un porcentaje muy grande y poco estudiado, aún siendo pocos los premios que les hayan tocado, interpretando que no pierden mucho, o quizás que en el bar, bingo o casino, tienen un círculo de relaciones satisfactorias, entre otros razonamientos, mantendrán el convencimiento de que la situación de juego no se les escapa de las manos.

Sin embargo la actividad de apostar repetidamente flexibilizará tanto sus prejuicios sobre lo que no harían nunca respecto al juego que habrán pasado, por ejemplo, de gastar en las tragaperras el cambio del desayuno, almuerzo, café o cerveza, fuesen 25, 50, 100 PTA a jugar, habitualmente en solitario, cambios de 1000, 2000, 5000 PTA o más, extremo que nunca se hubieran permitido cuando jugaba ocasionalmente en las mismas tragaperras.

Este nivel de juego se puede mantener según cada caso particular más o menos a escondidas, pero supone una afectación directa en las relaciones afectivas y de confianza que comportará recurrir repetidamente al engaño, sea mintiendo o escondiendo la existencia del dinero con que juega.

Se da con facilidad que se mantiene la preocupación por no ser descubierto, el deseo o la necesidad de recuperar, de quitarle importancia al problema, de poder con la máquina, con otros jugadores o con los beneficiarios de la actividad, y el convencimiento de que puede controlarlo o dejarlo cuando quiera, con las mismas estrategias de cerrarse en sí mismo que lo han culpabilizado y avergonzado. Todo ello mantendrá al jugador en la estructura adictiva que ha ido desarrollando a nivel psicológico.

Todo el esfuerzo y la represión que pueda asumir en sus intentos por dejar de jugar, fácilmente acabarán en un intento de demostrarse a sí mismo que vuelve a controlar, a ser una persona “normal” y que el trastorno no tiene, justamente en esos momentos de recaída, la importancia que tenía anteriormente, porque ya hacía semanas, meses o años que no jugaba.

Con estas contradicciones volver a recaer es fácil y aparecen episodios donde a menudo aumenta la intensidad, en función de como intervienen otros factores, por ejemplo:

La disponibilidad de dinero del jugador y el control que existe a nivel familiar.
La intensidad con que se actualizan las ilusiones de control o la incapacidad para recuperar la conciencia en situaciones de recaída.
Los problemas cotidianos o eventos vitales que acentúen el aislamiento y la negación del problema, utilizando el juego como una manera de refugiarse o huir de los problemas.

Será más fácil que el jugador se descubra por insolvencia, acumulación de deudas, desesperación o a veces por casualidad, que no que pueda pensar y actuar de manera eficaz frente el trastorno.

www.ludopatia.org

domingo, 19 de julio de 2009

interesante ahora que estamos en vacaciones

Cara y cruz (Del Tiempo Libre)
Miriam Ferrer

Estas cifras, por demás alarmantes, proporcionadas por la dirección General de Atención a la Juventud (perteneciente al Consejo Nacional del Deporte), dan clara idea de las nocivas consecuencias que puede tener para los jóvenes la falta de orientación y el uso inadecuado de su libertad.

Ahora, sin llegar a extremos de drogadicción o alcoholismo, existen otras adicciones como las “maquimanías”, “videomanías” o el uso desproporcionado de la televisión que, poco a poco, sutilmente, van minando la voluntad y esclavizan a los chicos y jóvenes. Esto lógicamente es una evasión que facilita que después caigan en vicios mucho mayores.
Maquimanias
Quién no se ha dejado seducir alguna vez por esas pantallas de colores en las que se puede ser por un minuto corredor de un maravilloso auto deportivo, defensor del planeta tierra o sentir el vértigo de la velocidad a bordo de una moto de campeonato. El “score” mejora un poco cada vez que intentamos nuevamente y cuando nos damos cuenta estamos atrapados por una máquina a la que queremos “ganar” aunque sabemos que es imposible, porque están diseñadas de tal forma que siempre hay una meta más alta que alcanzar.

Si eso nos pasa con facilidad a los adultos, todos sabemos que ocurre con los chicos que hasta los doce o catorce años, por su misma naturaleza, sienten una fuerte atracción hacia lo repetitivo. Así todos estos juguetes, ya sea caseros o de monedas en los estanquillos farmacias o tiendas especificas, han creado en los años recientes un nuevo vicio o enfermedad, la “maquimanía” que, aunque es evidente que proporciona rapidez y facilidad en los reflejos, cuando se abusa del entretenimiento, embota la mente.

El problema en los locales exteriores ha llegado a extremos de que muchos chicos hacen “pinta” por quedarse anclados frente a una máquina, y han obligado a sus padres a pedir a las autoridades locales que cierren o regulen los establecimientos.

Telemanias, otra zancadilla a la libertad
Como Dato curioso, los estudiosos han cubierto que los menores de diez años fijan fácilmente su atención hasta en un 95% ante la pantalla de la televisión, en cambio, sólo la utilizan al 50% en el colegio y en un 27% en actividades en el hogar.

Mucho se ha escrito ya sobre el uso indiscriminado de la televisión y no vamos a repetir lo que se sabe, sólo nos detenemos en el hecho de que es otra versión, bastante extendida de vicio de la época y que crea adicción.

Con la música a cuestas: discomania
Ante la variedad y accesibilidad de toda clase de aparatos para escuchar música, no queda más que una posibilidad: la templanza; porque cada día del año trae un nuevo “hit” que parece indispensable adquirir y cada semana o quincena, la electrónica aporta un nuevo atractivo a los aparatos.

Ya hace unas décadas que una de las aficiones favoritas de los jóvenes es escuchar “su” música, lo cual, en principio es bueno y sano mientras no se abuse y se convierta en una capa que aísla de todo y de todos.


Vagomania
La apatía que caracteriza tanto a la juventud de nuestra época lleva a dejar caer las horas solos o en grupo, en el simple no hacer nada. Los jóvenes se reúnen y caminan o se “aplastan” en cualquier lugar sin deseos de una plática real, de iniciar algún juego o actividad. Esa holgazanería es peligrosa pues entre más pasiva es una persona más difícil le es romper con la actitud.

Familia y Vida N° 5

lunes, 30 de marzo de 2009

muy bueno para semana santa

¿Quieres acompañar a Cristo?


Autor: Oscar Alejandro Ángel, LC

Hoy te invito a que acompañes a Cristo, en especial durante la Semana Santa.
¿Qué son vacaciones?, has pensado por qué se comenzó a tener éstos como días feriados, o sea sin trabajo ni estudio.
Quizás ya lo hemos olvidado, por eso quiero invitarte a que este año sea diferente, quizás, que los anteriores.
Tú puedes, si quieres, acompañar a Cristo de cerca estos días.

Cristo está a punto de morir una vez más por nuestros pecados. No nos cuesta nada ir donde está el amor sin límites.
Él en medio de su cruel sacrificio te está buscando, necesita mirarte. Verte le dará más fuerzas. Dale la oportunidad de que su mirada penetre en la tuya.
Te aseguro que no perderás nada y conseguirás todo lo que necesitas en tu vida.
Deja al mundo una vez de lado y vete con Cristo.
Son pocos los días y grandes las gracias.
Tienes la oportunidad de cerrarle los ojos cuando baje muerto de la cruz. Podrás tenerlo en tus brazos y contemplarle. Te darás cuenta del gran amor que tiene por ti y por los hombres.
Él se lo merece, ¿no crees?


QUÉ GRAN OPORTUNIDAD
Si aceptas, te daré varios consejos para que lo sigas de cerca.
1º. Atender a la confesión. Sí, pídele perdón porque por nuestra culpa tuvo que pasar este amargo y doloroso camino del calvario.
2º. Participar en todas las celebraciones litúrgicas. Qué alegría le darás cuando te vea en primera fila, como su mejor amigo.
A pesar de su inmenso dolor estará feliz porque tú estás ahí, cerca. Como deberías estar siempre de él.
Sigue las bellas y amorosas tradiciones católicas para este tiempo.
3º. Abstente de ir a fiestas y abraza el silencio. Ahí lo podrás escuchar. Sus gritos de dolor, sus palabras esperanzadoras.
Incluso escucharás cuando pronuncie tu nombre y te entregue a María como madre.
¡Qué gran oportunidad para dialogar con Él, no te parece! Esta vez demuéstrale que Él es importante en tu vida. ¡No huyas, quédate!


Esta es la semana para estar con Cristo y no con el mundo. Aprovecha. Como esta, no se repetirá en el año, como las otras tendrás muchas.
Si aceptas vivirla como nos invita la Iglesia te aseguro que tu vida tomará otro rumbo, ése que tú siempre quisiste y soñaste.
Busca aquí y encontrarás lo que se te había perdido, la verdadera felicidad. Pero debes dedicarle tu tiempo esta semana.
¿Por qué no le das la oportunidad? Conozco a muchas personas que encontraron a Cristo aquí. ¿Por qué tú no? Él te espera porque te ama y porque le importas. Respóndele con generosidad. No te arrepentirás.
Hoy te invito a que acompañes a Cristo.